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Las dos virtudes de un libro

Época de regalos y quebraderos de cabeza, desde aquí recomiendo nada mejor que regalar libros, dar con el título adecuado a cada personalidad, Pau Valery lo tenía claro en Las dos virtudes de un libro:

En todas las artes, y por eso lo son, la necesidad que debe sugerir una obra felizmente lograda sólo puede originarse en lo arbitrario…

Un libro es materialmente perfecto cuando es grato de leer y gustoso de meditar; y cuando en fin el paso de lectura a contemplación y su recíproco son fáciles y corresponden a cambios insensibles de acomodación visual. Estancos negros y blancos se sirven mutuamente de reposo, el ojo circula sin esfuerzo en sus dominios bien dispuestos, aprecia el conjunto y los detalles, y se siente en condiciones ideales de funcionamiento…

En resumen, un buen libro es ante todo una perfecta máquina de leer, cuyas condiciones son definibles con bastante exactitud por las leyes y métodos de la óptica fisiológica; y al mismo tiempo un objeto de arte, una cosa, pero con su personalidad, una que lleva marcas de un pensamiento particular, que sugiere el noble propósito de un orden afortunado y voluntario. Observemos aquí que la obra tipográfica excluye la improvisación, es fruto de pruebas que desaparecen, objeto de un arte que no conserva más que obras acabadas, que desecha esbozos, esquemas y no conoce estados intermedios entre ser y no ser. Con lo que nos da una lección grande y terrible.

Libros, libros y libros


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