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Ahora que el concepto de “curador de contenidos” se está vendiendo, como sucedió antes con la figura del Comunity Manager, como la profesión del futuro,  quería comentar el artículo de hace ya más de un año de Steve Petersen The Internet has turned you into a librarian que pone de manifiesto como Internet y las redes sociales han modificado la figura del bibliotecario, sus funciones y su relación con los usuarios, al mismo tiempo que la incorporación de las redes sociales al día a día de los ciudadanos han incidido también en como éstos buscan información, interactuán con ella y en como han ido adoptando ciertas tareas que antes estaban relegadas a la figura del bibliotecario:

  1. Clasificación de los datos
  2. Responder a preguntas y consultas
  3. Recomendar fuentes de información
  4. Reseñar libros, música, televisión y vídeos
  5. Proporcionar instrucciones
  6. Lectura de cuentos en voz alta

En un próximo post abordaré como se han modificado las tareas y actividades de la figura del bibliotecario, pero ahora paso a detallar las funciones que los usuarios han ido asumiendo de manera natural y que correspondían a campos propiamente bibliotecarios:

1. Clasificación de los datos:

Herramientas como Delicious, Flickr, Youtube, Slideshare… han permitido que los usuarios etiqueten y clasifiquen con su propio vocabulario con las palabras claves que les son cercarnas los contenidos que van encotrando por la red, lo que ayuda a su propia recuperación en cualqueir momento pero también favorece que otros “encontremos” esos contenidos a gracias a la variedad de campos semánticos que se van creando entorno a un tema. De igual forma cuando incorporamos un hashtag a un mensaje en Twitter estamos filtrando información y ayudando  a los buscadores a clasificar los datos.

2. Responder a preguntas y consultas

Es cada vez más frecuente que cuando lanzamos preguntas a los buscadores, éstos nos dirijan en los primeros resultados a páginas de Yahoo answers, donde internautas con los que no tenemos ninguna relación, responden a las más variadas dudas y preguntas de forma totalmente desinteresada, lo mismo ocurre en los foros temáticos de viajes, electrónica, etc… logándose una colaboración sin precedentes y un aprovechamiento de todo ese conocimiento colectivo.

Si nos vamos al terreno de las redes sociales, en donde la respuesta de nuestras preguntas viene condicionada por la “calidad y valía” de la red de contactos que hayamos conseguido, las respuestas son aún más numerosas y precisas. ¿Quién no ha lanzado una consulta en Twitter,  en Facebook o en su propio blog sobre  x tema y no han pasado más de 60 minutos cuando las respuestas y soluciones empezaron a llegar?

3.  Recomendar fuentes de información

Meneame, Digg o el propio boton de Google +1 para recomendar sitios entre los resultados del buscador, favorecen que los ciudadanos recomienden y destaquen ciertas fuentes de información, noticias, páginas, herraientas, etc, frente a la gran variedad de información circulante por la red además de otros componenentes sociales como las estrellas o las puntuaciones de sitios como los videos en youtube o las canciones en last.fm.

4. Reseñar libros, discos, cine…

Amazon fue uno de los pioneros en permitir que los propios usuarios compartieran resúmenes y reseñas de los productos que venden, y pronto empezaron a surgir los blogs donde aficionados a la lectura, al cine o a la música creaban blogs temáticos para discutir y recomendar títulos.

5. Proporcionar instrucciones para la autoformación

Aunque los programas de Alfin se han ido incorporando poco a poco a las actividades y servicios propios de las bibliotecas, es cierto que los propios usuarios nos llevan ventaja y son muchas las personas que graban videos y tutoriales de los más diversos temas: instrucciones para instalar una red wifi, receta de taboulé de verduras o tutorial para un maquillaje de fiesta, por poner unos ejemplos.  Y no olvidemos sitios como About.com,  HowStuffWorks.com. o Sé como hacer

6. Lectura de cuentos en voz alta

Algo tan propio como los cuentacuentos o la lectura en voz alta que siempre estuvo ligada a las bibliotecas y las escuelas, es ahora una actividad que también podemos encontrar en la red gracias a la colaboración desinteresada de personas que leen en voz alta para los demás, sitios como Librivox donde la gente lee literatura en el dominio público para que otros puedan descargar y escuchar.

Y como ejemplo de lo bien que funcionan las cosas cuando trabajamos en colaboración con un objetivo común nada mejor que este video del cuento Nadarín de Leo Lioni:

¿Qué otras actividades antes propiamente bibliotecarias han sido adoptadas por los ciudadanos?


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