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Esta mañana nos desayunamos con la noticia de El Pais en donde se afirma que las bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid restringen el acceso a diversas páginas y servicios de Internet a sus usuarios: “Las bibliotecas públicas limitan el uso de cientos de páginas de Internet“:

Tanto la Comunidad como el Ayuntamiento -que gestionan 27 y 28 bibliotecas, respectivamente- han considerado que hay webs donde el usuario no tiene por qué entrar y las han bloqueado. La restricción no sólo afecta a los equipos, instalados en cada centro, sino que las páginas prohibidas tampoco pueden verse desde un ordenador particular.

Las páginas y servicios vetados son entre otros el acceso a Youtube, a Spotify y a páginas con contenidos que consideran pornográficos como el caso de la revista Interviú. Entre las argumentaciones de los servicios informáticos figura nada más y nada menos que:

“Todos los usos recreativos o particulares de la web no tienen cabida en la biblioteca pública”.

Y eso es lo que me ha aterrado, no es que se veten contenidos, es que se está vendiendo al público en general la idea de que en la biblioteca pública no tiene cabida el ocio… terrorífico y más aún cuando uno lee los comentarios de los lectores de El País a la noticia y  se encuentra cosas como estas apreciaciones de usuarios de las bibliotecas de la Comunidad de Madrid:

- Las bibliotecas son sitios donde se promueve los estudios y no son pasatiempos, como muchos piensan.

- Soy usuario habitual de la Biblioteca de la Comunidad y me parece bien la medida, ese acceso a internet debe ser con los fines propios de las bibliotecas, fomentar el conocimiento. Resulta curioso ver gente que se conecta a INTERNET para leer el períodico, que además esta en versión papel en esa misma biblioteca.

Yo me pregunto qué clase de broma de mal gusto es ésta cuando un gran sector de la profesión bibliotecaria luchamos día a día por desmitificar la imagen de biblioteca como centro del saber y museo del silencio… y rectificar la idea que muchos ciudadanos tienen de la biblioteca pública.

De poco sirve lo mucho que están haciendo compañeros bibliotecarios por ampliar los servicios de la biblioteca pública, por establecer colaboración y lazos con otras organizaciones por diseñar y poner en marcha campañas de participación ciudadana, etc de nada sirven estos esfuerzos si después la imagen que ofrecemos de nuestras bibliotecas es que a la biblioteca se va a estudiar y a leer, en papel, claro.

¿Qué piensan los “censores” de estas bibliotecas de la labor que están cumpliendo en Biblioredes ahora las bibliotecas públicas en Chile como mediadoras y catalizadoras de información a tiempo real de los desaparecidos en el terremoto, ofreciendo acceso a Internet a la ciudadanía para lo que necesiten?

¿Deberíamos vetar en la biblioteca pública el uso de internet para hacer apuestas de caballo o para invertir en bolsa o para presentar la declaración de hacienda, como he oído hace unos días a una compañera?

Y sobre todo qué pensarán nuestros usuarios en potencia como los de esta nativa digital que tiene muy claro lo que espera encontrar cuando va a una biblioteca?

¿Y vosotros que opinais? ¿Debe la biblioteca pública dedicar sus esfuerzos a “educar” a la población? ¿o debemos trabajar para que la biblioteca sea un lugar de encuentro y diversión, además de un punto de información continuada?


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