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Computación cuántica

Entre los numerosos aspectos positivos que tener una bitácora nos aporta, además de un aprendizaje diario, uno de los mejores es sin duda el conocer gente interesante, y algo muy gratificante es recibir emails de los lectores brindándonos apoyo, informándonos de noticias y sugeriéndonos post. Lo que supone un continuo flujo de intercambio de información que luego se ve continuamente retroalimentado con nuevos comentarios.

La semana pasada recibimos una grata sorpresa, que llegó en forma de correo electrónica de una lectora deakiallera, Estíbaliz, estudiante de Documentación en la Universidad de Alcalá, que nos felicitaba por el blog y nos sugería hacernos eco en el blog de un tema que había visto en la revista Muy Interesante.

[...] No se si considerareis que la noticia tiene suficiente peso como para publicarse en deakialli, de todas formas yo os lo dejo por aquí y así os dejo a vuestras cabezas pensantes si nosotros los documentalistas no podríamos aprovecharnos de la física y cómo”.

La teoría cuántica

La teóría cuántica nos guarda dos sorpresas que colisionan con nuestro sentido común. La primera es que el acto de observación define el mundo: no existe ninguna realidad profunda, vivimos en un mundo fantasma donde nada existe hasta que se mide. La segunda es que en el mundo subatómico la noción de causalidad desaparece, quedando unicamente la probabilidad de que algo suceda. Sin embargo, ambas nos van a permitir revolucionar el mundo de la información “Hay un montón de espacio libre ahí dentro”. Así comenzó una conferencial el genial físico Richard Feynman. Era una llamada de atención sobre la ingente cantidad de espacio descubierto en el mundo microscópico interior de la materia. La física cuántica actual se pregunta por qué no explotarlo y usarlo, por ejemplo, para transportar, almacenar y procesar información. Eses es precisamente el objetivo de la teoría cuántica de la información. ¿Quién podría imaginarse la Biblioteca del Congreso de los EEUU encerrada en la cabeza de un alfiler? Y no sólo eso, también nos va a permitir codificar esa información de manera inviolable – la criptografía cuántica- y construir supercomputadoras capaces de realizar en sólo una fracción de segundo las mismas operaciones que un ordenador convencional tardaría varios millones de años en completar.

[MUY interesante, nº285 Febrero 2005 pág. 81]

Muchas gracias por el apunte¡

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